158cm La verdadera muñeca sexual de silicona Muñeca sexual con culo grande y pechos para hombres
Altura | 158cm | Material | 100% TPE con esqueleto |
Altura(Sin cabeza) | 145cm | Cintura | 52m |
Parte superior del pecho | 85cm | Caderas | 85cm |
Pecho inferior | 59cm | Hombro | 34cm |
Brazo | 68/58cm | Pierna | 88/75cm |
profundidad vaginal | 17cm | profundidad anal | 15cm |
profundidad oral | 12cm | Mano | 16cm |
Peso neto | 33kg | Pies | 21cm |
Peso bruto | 42kg | Tamaño del cartón | 143*40*30cm |
Aplicaciones: Popular utilizado en medicina/modelo/educación sexual/tienda de adultos |
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Si el profesor descubre que hicimos trampa en el examen, estamos fritos. Hacer trampa es un acto deshonesto que no sólo socava nuestra propia integridad sino que también pone en peligro nuestro crecimiento y desarrollo académico.
En primer lugar, hacer trampa es una traición a la confianza. Los profesores confían en que seamos honestos y demostremos nuestros conocimientos por medios justos. Cuando hacemos trampa, rompemos esta confianza y manchamos nuestra reputación como estudiantes. Además, hacer trampa socava la credibilidad del propio sistema educativo. Si los estudiantes recurren a la deshonestidad para obtener buenas calificaciones, cuestionan el valor de esas calificaciones y disminuyen la importancia del trabajo duro y el aprendizaje genuino.
Además, hacer trampa obstaculiza el crecimiento personal. El propósito de los exámenes no es únicamente evaluar nuestros conocimientos, sino también mejorar las habilidades de pensamiento crítico, la capacidad de resolución de problemas y las técnicas de gestión del tiempo. Al hacer trampa, nos negamos la oportunidad de desarrollar estas habilidades esenciales que son cruciales para el éxito tanto en lo académico como en la vida más allá de la escuela.
Por último, si nos descubren haciendo trampa, existen graves consecuencias que pueden tener efectos duraderos en nuestro futuro académico. Podemos enfrentar acciones disciplinarias como reprobar calificaciones o incluso la expulsión de la escuela. Además, los colegios y universidades suelen solicitar registros académicos al considerar las admisiones; tener un historial de trampas puede obstaculizar en gran medida nuestras posibilidades de ingresar a instituciones acreditadas.
En conclusión, hacer trampa en los exámenes no sólo es moralmente incorrecto sino que también es perjudicial para nuestro crecimiento personal y nuestras perspectivas de futuro. Erosiona la confianza entre profesores y estudiantes al tiempo que compromete la integridad de la educación misma. En lugar de recurrir a medios deshonestos, es imperativo que nos centremos en desarrollar conocimientos genuinos a través del trabajo duro y la dedicación, allanando en última instancia el camino para el éxito a largo plazo tanto en el ámbito académico como en la vida más allá de la escuela.